martes, 26 de mayo de 2009

Museo Cementerio de San Pedro

Una necropólis dentro de la metrópolis

Un pasaje lleno de flores y lápidas por vender, dan la bienvenida a los nuevos difuntos que llegan a ser parte de esta ciudad, una ciudad donde el estilo de vida es la eternidad y donde los que aún viven llenan de historia y le dan significado a este lugar.

No es en vano que esta necrópolis esté ubicada en el centro de Medellín, los negocios empiezan desde afuera, los vendedores ofrecen sus productos y le dan paso al Museo Cementerio de San Pedro.

Como en cualquier zona fronteriza los dos estilos de vida se ven encontrados, en este caso el ruido y el silencio, la angustia y la tranquilidad, el paso del tiempo y la eternidad, en fin; la vida y la muerte. En la entrada hay un peaje, un peaje que conduce inicialmente al mejor barrio de esta ciudad, donde lo más ostentoso es lo más importante. Majestuosas estatuas vislumbran una sociedad que murió en la riqueza. Este barrio, que ahora es un museo, cerró sus puertas para quien desee descansar, sin embargo, hay otra opción; los barrios aledaños ofrecen a los ciudadanos la estadía para quienes quieran reposar allí y puedan pagar los impuestos.

Todo esto muestra las diferencias de clases sociales, el contraste entre la riqueza y la pobreza; los adinerados poseen los más bellos parques, además, tienen la fortuna de estar descansando al lado de la majestuosa Capilla, los menos favorecidos están aglomerados en grandes muros limitados a pequeños espacios; a pesar de esto, no dejan a un lado la festividad y mediante flores, calcomanías, fotos y cartas adornan las casas de las zonas no turísticas de la “ciudad”.


El ritmo de vida de esta sociedad es muy activo, un desfile de personas se pasea constantemente entre las calles, es común que se derramen lágrimas por el triste recuerdo del que ya no está, el dolor se convierte en desespero e impotencia que llevan a inexplicables actitudes por la inesperada partida del ser querido. Como toda ciudad, tiene sus leyes, su calma y tranquilidad se refleja en el verde intenso de sus pinos que contrasta con el insípido gris de la selva de cemento. La frescura entre sus jardines se ve interrumpida por personas violentas que no cumplen con las leyes estipuladas en la ciudad, para esto la fuerza pública se encarga de llamarle la atención y no dejar que nada perturbe la paz del cementerio.




Esta ciudad le da la oportunidad tanto a vivos como a muertos, de encontrar su lugar en el mundo. Hay quienes viven de las decoraciones, otros viven del recuerdo, y hay quienes viven en el silencio de la eternidad.


1 comentario:

  1. Lo dicho. Excelente felicitaciones rayado.
    Son los trabajos que te hacen sentir orgulloso y los felicito. Le dieron un sentido muy comunicativo y social: los textos tienen balance y las fotos dan el valor agregado para sentirte en sintonía con los lugares...mis preferidos todos y gracias por haberle puesto tanta pasión a esto.
    Para terminar quisiera invitarlos a que no echaran en saco roto este blog y puedan seguir alimentándolo de todo esta curiosidad y buenas energias que tienen.
    Un abrazo y felices vacaciones!

    4.7 !

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